viernes, 27 de junio de 2008

para la que vuela... y que aun no llega o ¿si?


La Mujer es la contraparte elemental de todo Hombre; la oportunidad temporal de completar el Ser.

Una mañana —azar, destino, afinidades electivas o como quiera llamarse a esos encuentros— me crucé con ¿?. Ella había dejado Delhi unos meses antes y yo ignoraba su paradero, como ella el mío. Nos vimos y, más tarde, decidimos volver juntos a la India. Recuerdo que una noche, un poco antes de mi salida de París, le conté a André Breton mi sorprendente encuentro y él me contestó citándome cuatro versos de un misterioso poema de Apollinaire (La gitana):


Sabiendo que nos condenamos
en el camino nos amamos;
lo que nos dijo la gitana
lo recordamos abrazados.

En el encuentro de amor los dos polos se enlazan en un nudo enigmático y así, al abrazar a nuestra pareja, abrazamos a nuestro destino. Yo me buscaba a mí mismo y en esa búsqueda encontré a mi complemento contradictorio, a ese tú que se vuelve yo: las dos sílabas de la palabra tuyo...

una mujer atractiva, de mirada inteligente, suaves maneras y firme carácter.

viernes, 13 de junio de 2008

objeto antes que sujeto


éstas son celebradas por su
“arrebatadora belleza” mientras que a los hombres se les asigna la función de
“señores de las mujeres y del amor”, en palabras de Breton: “¿acaso lo esencial
no es que seamos dueños de nosotros mismos y, también, señores de las mujeres
y del amor?”. Así queda claro que los artistas surrealistas consideraban a la mujer
como: “compañera de ruta”, “objeto” (nunca sujeto) de estudio, seres que habían
venido al mundo para “ser descubiertas” por los varones, “enigmas” que debían
ser descifrados.

Del último capítulo, “Breton: La mujer real y la mujer
imaginada”, hay que destacar también la selección realizada por la autora de las
obras literarias de Breton, quedándose con Poisson Soluble, Nadja, L'amour fou y
Arcane 17 para centrarse en el análisis del tratamiento del tema de la mujer. En
Poisson Soluble la mujer es tratada como objeto sexual, mujer cosa, al tiempo que
se reflexiona: “El hombre desea conquistar y descubrir a la mujer, pero ¿realmente
ella desea ser conquistada?”. En Nadja, la protagonista del mismo nombre resume
en su persona el azar, los encuentros casuales, el descubrimiento de lo
desconocido, y llega a exclamar: “Eres mi dueño. No soy más que un átomo que
respira en la comisura de tus labios...”, palabras que, por supuesto, el autor ha
puesto en boca de mujer

“el mundo no puede ser concebido sin la inclusión de ambos sexos, el femenino y el masculino, puestoque el orden mundial quedaría vacío de contenido sin las aportaciones de ambos”.

la americana Dorothea Tanning, quien en su obra expone un ataque de
violencia contra ella misma. Y es que no podemos ni debemos olvidar que existen
diversos tipos de violencia y, según la autora de este libro, “uno de ellos lo
proporciona el no encontrarse, el vivir, para siempre, agazapado en el cuerpo o el
deseo de los otros”.

Breton, máshumano, más contradictorio quizá, quien sin dejar de ser revolucionario –“Ante todo ¡que la tierra se trague la idea de familia!”–, escribiría con infinita ternura tras el nacimiento de su hija: “Te deseo que seas amada con locura”; sino que también redescubre y reflexiona sobre todo un universo femenino que existió y que
encuentra voz en las páginas del presente libro.

sábado, 7 de junio de 2008

el eterno femenino

“La máxima calidad a la que puede aspirar la mujer es convertirse en objeto. Como objeto no se pertenece ni siquiera a sí misma y, simultáneamente, está abierta al uso y la contemplación. Perdida toda identidad, transformada en un cuerpo sin dueño que se desplaza por la vida, entra al campo de lo sagrado y permite la aparición de lo divino: aquello que se puede percibir, que es susceptible de sentirse, pero que nadie es capaz de poseer.”