
La Mujer es la contraparte elemental de todo Hombre; la oportunidad temporal de completar el Ser.
Una mañana —azar, destino, afinidades electivas o como quiera llamarse a esos encuentros— me crucé con ¿?. Ella había dejado Delhi unos meses antes y yo ignoraba su paradero, como ella el mío. Nos vimos y, más tarde, decidimos volver juntos a la India. Recuerdo que una noche, un poco antes de mi salida de París, le conté a André Breton mi sorprendente encuentro y él me contestó citándome cuatro versos de un misterioso poema de Apollinaire (La gitana):
Sabiendo que nos condenamos
en el camino nos amamos;
lo que nos dijo la gitana
lo recordamos abrazados.
En el encuentro de amor los dos polos se enlazan en un nudo enigmático y así, al abrazar a nuestra pareja, abrazamos a nuestro destino. Yo me buscaba a mí mismo y en esa búsqueda encontré a mi complemento contradictorio, a ese tú que se vuelve yo: las dos sílabas de la palabra tuyo...
una mujer atractiva, de mirada inteligente, suaves maneras y firme carácter.
1 comentario:
Cuando el tiempo sin pensarlo me reclame tu ausencia, perdere el ritmo de las mil batallas cantadas mientras tanto sigo aqui...
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