lunes, 29 de septiembre de 2008

mientras dure....



no me importa mostrarme debil mientras te escribo,
si aun no soy fuerte ni nunca lo eh sido.
no se amar como a quien juega.
yo amo con los codos, con el sueño, con la voz, no tengo objecion en no ser correspondido.
no me importa cuanto vivan mis amores,
yo amo mientras dura, mientras puedo, mientras se vacia el vaso y emprendo mi camino.
yo no entiendo como aman los humanos,por eso estoy aqui contigo, por tu duda, por todo lo que no sabes ni averiguas, por todo lo que das sin saber siquiera que tuviste, amo tus alas, tus vuelos, tus caderas donde termina mi noche, mi nostalgia. no me importa que no entiendas que te amo, que dudes y llores y preguntes y reclames.
yo te amo mientras dure....

igual y sobra decirlo pero te extraño....

por supuesto, para ti.

lunes, 8 de septiembre de 2008

fumar sin culpa


Recientemente entró en vigor la ley antitabaco que supone meterá en cintura a los fumadores y protegerá así a los fumadores pasivos. Los viciosos de mal aliento y yemas amarillentas obtendrán al fin su merecido. Los reformulados y hoy nombrados adictos a la nicotina sólo podrán fumar en sus casas o en la calle. Las medidas que se impondrán más pronto de lo que se cree, se fundamentan en el principio de la salud pública, término ambiguo y solapado que permite justificar el ascenso de valores morales más que de salud.

Antes que nada habría que recordar que para la mayoría de los fumadores fumar es un placer. Y sabemos que el matrimonio bien público-placer es un infierno. Pero, ¿cómo entienden esto las autoridades?... De manera infantil, como el hecho de tratar a los ciudadanos como menores de edad. La nueva Ley Antitabaco es totalitaria, desconoce los matices y las razones del placer. Una cosa es prohibir el fumar en hospitales, escuelas y aviones y otra, penalizar a quienes vayan a fumar en bares y antros. La primera medida es justa y razonable, la segunda es hipócrita, ñoña e irrespetuosa.

Hay un problema de salud, pero mental. Recuérdese al gobernador de Alabama, quien suprimió el último cigarrillo al condenado a muerte “por motivos de salud”. La paradoja es extrema, pero en su esqueleto sobrevive la moralina de estas sanciones.

Otra ilustre paradoja: Hollywood, que enseñó a fumar (cigarrillos) a todo un siglo, hoy es el primer escenario correctivo de los adictos al cigarro. No olvidemos que en el siglo XIX los hombres fumaban puro, y algunos afeminados y ciertas mujeres, cigarrillos. En el siglo XX el cine cambió por completo estos roles. Hombres y mujeres, machines, maricas, lesbianas, quimeras, todos fume que fume; no había parlamento importante que no estuviera tatuado por el humo. El pobre Humphrey Bogart, en una incesante imagen que legitimó al machín fumando cigarros, acabó en la tumba víctima de un cáncer. Pero no nada más él: Uma Thurman, Audrey Hepburn, Burt Lancaster, Montgomery Clift, Vivien Leigh, Bette Davis, Mae West, Gary Cooper, Marlene Dietrich, Cary Grant… ¡Rita Hayworth! En esta lista están los nombres que le dieron rostro a una parte de la cultura del siglo XX, todos fuman y su imagen es indisociable del tabaco, el humo, las boquillas y, sobre todo, cómo se toma y se mueve el cigarrillo. Pobres Estados Unidos: tan lejos de dios y tan cerca de sí mismos. Esta política antitabaco total que se quiere implementar en México es una tendencia global nacida en el neomojigatismo norteamericano, continuada por los aburridos canadienses, magnificada por los veletas europeos y seguida por quien se deje en el tercer mundo.

Esta no es una apología del tabaco, ni una invitación a la anarquía. Es bueno y hasta una obligación informar que el tabaco es dañino, que causa cáncer e inclusive impotencia. Sin embargo, penalizar a los fumadores y a quienes los acogen, perseguirlos en bares, antros y congales es un verdadero atentado a la civilidad y a la convivencia modernas. Es pasar de la asistencia social a la ramplona ignorancia con los decretos en la mano.